Mialee y Theren pasaron un día entero enfrentándose enemigos que les asignaba el guerrero. Una vez que estaban preparados en esa parte del entrenamiento, tendrían que pasar una serie de pruebas para poder seguir. El guerrero los trasladó fuera del edificio a los límites del Bosque Entrenamiento. Cuando se adentraron formó una barrera rosa potente que le impediría salir hasta no haber cumplido su objetivo. Antes de adentrarse en el interior de la espesura del bosque, el guerrero les contó que después de la primera parte del entrenamiento deberán pasar una prueba. Dicha prueba consiste en encontrar diez discos y ponerlos en sus obeliscos. Cuatro de ellos se encuentran en el bosque, dos en el río, dos en las cordilleras y dos en la montaña. El campo de fuerza que rodea el bosque se debilitará con cada disco que encuentren y al conseguir el cuarto podrán seguir al río. Con cada obelisco que hundan les curará sus heridas y regenerar sus poderes que utilicen. Theren y Mialee se aventuraron en el bosque, al poco rato siguiendo el camino de tierra marcado se encontraron dos caminos. Cogieron el de la derecha y siguieron andando por el sendero. Se encontraron de nuevo con tres caminos el cual eligieron el de la izquierda que les llevo más a la espesura del bosque. Llegaron a otra intersección de cinco caminos. Mialee ya harta eligió el segundo por la izquierda y llegaron a un punto muerto sin salida. Se dieron la vuelta y vieron que el camino por donde venían había cambiado y se encontraron colgada desde la rama de un árbol un cartel que ponía: “Este bosque es un laberinto mágico en el cual solo se puede alcanzar el objetivo por la verdad”. Ambos se quedaron casi atontados pues ya se figuraban que estaban en un lugar mágico. Siguieron por el nuevo sendero que tenían delante hasta llegar a dos caminos. Ambos caminos reflejaban un obelisco en la lejanía y un disco colocado en un pedestal de hiedra. Recordaron lo que leyeron del cartel y utilizaron su percepción para detectar el autentico. Theren se dio cuenta que el de la derecha tenía en el cielo el color rosado de la barrera mientras que el de la izquierda no tenía nada. Continuaron por el de la derecha y llegaron hasta el disco. Ambos echaron a suerte quien lo cogía y le tocó a Mialee cogerlo. Cuando lo arrancó de la hiedra vio que el metal que estaba hecho era de bronce antes de que se disolviera en líquido negro y formará a Arawon. Su compañero vestía totalmente diferente a como lo vieron; llevaba una vara de plata con diamantes y una túnica dorada. Tanto Theren como Mialee se alegraron de verle, le preguntaron que había hecho con el Archimago Eladrín pero según el no sabía de que hablaban si había estado detrás de ellos todo el rato. Theren y Mialee no entendían nada de lo que pasaba pues tenían que colocar el disco en el obelisco pero ahora el disco era su compañero. Mialee se fijó que Arawon tenía una mancha negra en el cuello y de ella se extendían líneas negras hacia la cara, también vio cuando levantó los brazos que en ellos también tenían líneas negras. Mialee se lo comunicó a Theren de lo que había visto y le dio la razón a lo que sospechaban. Esa persona no era Arawon. Se lo dijeron cara a cara y el farsante les aseguraba que era su compañero. Tras varios intentos en vano, se transfiguró en una mujer de piel grisácea, pelo blanco, ojos sin iris ni pupila de color blanco que tenían una mancha negra a su alrededor; vestía con unas ropas de cuero negras que marcaban sus formas, la túnica con capucha que era del mismo color que la ropa de cuero la tenía suelta y tenía empuñada una espada corta. Nada más verla, Mialee recordó que clase de ser era: un Doppelgänger. Le informó a Theren que su raza utiliza un poder especial que le permite tomar la forma de otro, dicho pode se le llama cambiar de forma. Gracias a eso su raza puede llevar a la ruina a reinos enteros mediante engaños y subterfugios sin necesidad de desenvainar la espada. Su comportamiento es muy parecido al de los humanos y puede ser de cualquier forma. La Doppelgänger sonrió y afirmó que era una chica lista para recordar eso. Mialee le dijo que aunque no acabó su formación de guerrera había oído hablar de ellos. Tanto Mialee como Theren se prepararon para combatir.

La chica desenvainó su espada corta y se movió tan rápidamente hacia su izquierda que le dio un fuerte ataque a Theren rasgándole la piel y haciéndole soltar un chillido de dolor. Theren la contraatacó con su espada bastarda que le llegó a herir en un costado. La mujer se colocó la espada corta en la mano izquierda y se tapó con la otra el costado izquierdo. Mialee aprovechó esa oportunidad y le pegó con la espada larga en el brazo derecho, el poder del golpe era tal que se lo cercenó. El chillido que soltó se oyó por todo el bosque. El dolor que sentía era tan grande que se puso de rodillas y apenas se podía contener en esa posición. Theren, con la espada bastarda, le atravesó el pecho en el pulmon derecho. Lo cual la dejó moribunda e inconsciente en el suelo en un gran charco de sangre. Mialee acabó con ella atravesándole el cuello y dándole muerte definitiva. La Doppelgänger se desintegró y se convirtió en el disco de bronce. Mialee lo cogió y se fijó que en ambas caras se encontraba gravada una capucha con dos ojos. Ambos lo llevaron al obelisco. Tenía la altura de cuatro personas, en la cara que tenían delante, del hueco del disco salían del borde dos líneas negras que se partían en dos direcciones cada una. Una de las direcciones rodeaban el obelisco y la otra subía hacia la punta del obelisco. En el centro, había un ojo negro colocado de manera vertical con lo que se podía alargar hasta ocupar casi todo el espacio en blanco que quedaba. Mialee colocó el disco y empezó a girar rápidamente hasta liberar una energía que ilumina de verde todas las rayas negras, del centro del ojo verde salió un rayo que cubrió a ambos. A Theren se le curó las heridas y le reparó la armadura; a Mialee le quitó la sangre que tenía en su armadura. El obelisco empezó a hundirse en la tierra hasta desaparecer del todo. Enfrente de ellos se abrió una nueva senda que conduciría al siguiente disco y obelisco. Fueron directamente hacia ella y se adentraron de nuevo en entre los árboles. Anduvieron durante dos horas y se encontraron ante una lapida con una inscripción. Theren reconoció la escritura como el lenguaje arcano de los magos así que ninguno podía saber como seguir. Detrás de ellos apareció un anciano mago eladrín que les ayudó a traducir lo que ponía: “Para seguir el camino al obelisco deben sostener el disco”. Ambos se preguntaron donde estaría el disco ya que no lo veían por ninguna parte. El mago les dijo que si lo que buscaban era un disco como él que tenía guardado en su túnica. Sacó de un bolsillo interior un disco de platino y se lo entregó a Mialee. Al cogerlo se derritió volviéndose una masa negra que se introducía en el cuerpo del viejo mago volviendo su pelo y cara negro con los ojos rojos, su túnica blanca se volvió oscura. El mago empezó a disparar proyectiles de magia de su vara hacia Mialee y Arawon que los esquivaron por poco. La guerrera lanzó ataques a bocajarro contra el mago que le hizo varios cortes. Theren le atacó con una floritura doble que lo dejó medio muerto en el suelo. Por último para rematarle Mialee le clavó la espada en el pecho, le abrió en canal y le sacó el corazón. Con el órgano en la mano lo estrujó y la sangre manchaba el suelo, la armadura, los pantalones y la cara. Del cuerpo del hombre salió de nuevo la mancha oscura y se transformó de nuevo en el disco de platino con la marca de una mancha. Al recogerlo Mialee, se dirigió hacia la lapida. Theren la siguió y ante ellos se abrió el camino a un claro con un obelisco igual que el anterior. Ambos se dirigieron hacia el hueco del obelisco al que Mialee colocó el disco y se iluminó de verde limpiando la sangre de ella, además restauró sus fuerzas para realizar los poderes de ataque. El obelisco empezó a hundirse hasta desaparecer en el suelo. Delante de ellos se abrió otro camino. Andando durante una hora hasta llegar a la siguiente explanada se habían encontrado tres intersecciones con la última que tenía imágenes ilusorias. El disco de hierro se encontraba envuelto entre un pedestal de rosas. Theren cogió el disco y se transfiguró hasta convertirse en un hombre lagarto. Enseguida supieron que hacer; un ataque flanqueado. Mialee atacó directamente al hombre lagarto y Theren se colocó detrás de él rápidamente para atacarle por sorpresa. El daño que le causó era tal que la bestia lanzó un chillido y soltó su lanza. Una vez que lo tenían en medio Mialee y Theren atacaron a la vez con sus espadas atravesándole el cuerpo y decapitándole la cabeza por parte de la guerrera. Durante del cuerpo salió un chorro de sangre que manchó a ambos compañeros. El cuerpo y la cabeza se deshicieron formando el disco de hierro con la marca del hombre lagarto gravado. Theren cogió el disco y lo colocó en el obelisco. Esta vez estaba rodeado de hiedra hasta la punta, al ser colocado el disco empezó a girar liberando su poder. Dicha energía desintegró la hiedra y el obelisco hizo como los anteriores, quitarles la sangre y desaparecer en el suelo. Se abrió un nuevo camino al que accedieron. Después de una hora de viaje llegaron hasta una intersección con tres caminos a elegir. El de la izquierda conducía al río; el del centro a las cordilleras y el de la derecha al bosque. Entonces las tres imágenes empezaron a alternarse impidiendo saber que camino era el correcto. Mialee y Theren tuvieron que elegir a suertes el del centro al cual acertaron al elegir y pudieron ver el último obelisco. Al ver como estaba la barrera que les impedía salir en el cielo, se dieron cuenta que estaba más débil. Theren cogió el disco de acero y este se transformó en un homúnculo guardián, una bestia gris con alas y delgada que parecía más una gárgola. Atacó nada más crearse a Theren que le produjo graves daños. Este intentó contraatacar pero fallaba. Mialee, con su espada larga, arrancó parte del brazo derecho de la criatura provocando un horrible chillido y el hediondo olor de su sangre oscura. La criatura pasó por alto a la guerrera y se centró en el pícaro. Con su mano izquierda le rompió las piernas impidiendo que se levantase. Theren utilizando su mano derecha empuñó la espada bastarda y le partió las piernas al homúnculo que también cayó al suelo. Con un último ataque de venganza desgarró a la criatura desde la entrepierna hasta el cuello. Ambos amigos quedaron cubiertos de sangre oscura que olía a muerto putrefacto. La criatura se desintegró formando el disco de metal con el homúnculo gravado. Mialee cogió el disco con una mano y a Theren con la otra. Llegó hasta el último obelisco del bosque cansada de arrastrar a su compañero. Colocó el disco en el hueco y empezó a girar liberando un poder verde que corrió por las líneas del obelisco. Del ojo salió el rayo verde que los rodeó, tanto a Mialee como a Theren se les quitaron el olor y la sangre de sus cuerpos y al pícaro le curó las piernas y heridas que tuviera. El obelisco empezó a hundirse en la tierra hasta desaparecer. Cuando ya hubo desaparecido, la barrera que rodeaba el bosque también así que podían salir. Un nuevo camino se abrió y tras andar una hora vieron la salida del bosque al río. La primera parte del camino para superar la prueba de hacer desparecer los 10 obeliscos ya iba en camino pues solo quedaban seis.