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danddaventuras - Capitulo 1
 

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Capítulo 1


En la ciudad de Athkatla, del territorio de Amn, todo lo inmoral y malvado vive entre las calles de manera cotidiana. Los monarcas siempre han permitido esta situación y no ejercer ninguna justicia para los que la reclaman salvo que sean mercaderes. Toda clase de magia en los habitantes, sea arcano, divino o primordial, ha quedado prohibida de uso salvo a aquellos que sean siervos del rey o guardias. Todos saben que si se intenta robar a un mercader, el objeto o dinero no se moverán al estar hechizados con magia para que solo sean dados por voluntad del dueño actual. El dinero que este metido en alguna bolsa y otro objeto si se intenta robar, se disparará una descarga mágica de protección. Si se da a otra persona el objeto con el dinero dentro se da por sentado que lo esta dando también y pasará de dueño. En esta ciudad al ser respetados los mercaderes, si muere uno de ellos victima de un ataque o muerte natural sin haber dejado por escrito su testamento los objetos y dinero que tenga el mercader como la tienda se autodestruirá al poco tiempo. Después se podrá construir otro edificio en ese lugar pero las pertenencias ya no se podrán recuperar a menos que sea resucitada la persona. Así es la ley en la tierra de Amn. El oro y objetos valiosos y mágicos abundan por completo. 

En el año 22 del reinado actual, el príncipe Amel, heredero del trono ha muerto en misteriosas circunstancias cuando el día anterior estaba perfectamente. La noticia de la muerte del único heredero se extendía por todas las calles, hogares, mercaderes, organizaciones y tabernas de la ciudad y del territorio por los guardias personales del rey. En la noche del tercer día de la muerte, en la taberna Pillastres Sin Cerebro de los bajos fondos de la ciudad, era todo jolgorio. Todavía no se había recibido la noticia de la muerte pues la ciudad era enorme. La tabernera Ina servía alimento y bebida en la barra, parejas se besaban y bailaban, amigos borrachos que bebían y un grupo de tres personas de razas diferentes que conversaban y comían alegremente en su mesa. Estas tres personas eran Lis, una vengadora; Harry Potter, un brujo; y Therendos, un paladín. 

Como si un rayo hubiera chocado contra la puerta esta se abrió de golpe. Afuera el tiempo era lluvioso y tronaba. Tres figuras encapuchadas entraron en la taberna, al quitarse la capucha a la luz de las velas y de la chimenea se vieron que era el general de la guardia real y dos guardianes. Sacó un pergamino de un bolsillo interior y leyó en alto que el príncipe Amel y único heredero a la corona había muerto hace tres días. Al oírlo todos se alegraron porque se decía que el príncipe pensaba poner el bien y la justicia en el territorio y castigar a los que hagan actos inmorales. Todos creían que al no tener hijo se nombraría un nuevo sucesor que mantendría el mal en la ciudad. Después sacó un pergamino con últimas noticias. Un grupo venido de tierras próximas ha sido descubierto implantando el bien y la justicia en la ciudad desde la muerte del príncipe. Han empezado con los mercaderes oscuros intentando convencerles que dejen de vender armas para hacer el mal y si no cambian de negocio a uno que haga bien los matarán. Cerró el pergamino y propuso que aquel o aquellos que quieran contribuir a capturar y/o matar a estos tipos y sus jefes serán recompensados con 3.000 po a cada miembro del grupo si lo hacían antes del amanecer. Lis, Therendos y Harry Potter como grupo aceptaron esa misión pensando que será fácil acabar con los subordinados y con sus jefes. Por sus mentes pensaron matarle y coger el oro de los guardias pero recordaron que eran más fuertes que los tres y tendrían que utilizar su poder más alto para vencerles. Cuando se disponían a salir por la puerta a Harry Potter le sujetaron el hombro y le hicieron darse la vuelta. El general les dijo que podrían encontrar el líder de uno de esos grupos en el Museo de la Inquisición, según la gente se plantean utilizar los aparatos de tortura más terribles que existen para destruir a las gentes malvadas si no se pasan al bien pues para ellos todos los medios son posibles para conseguir su objetivo. Para llegar hasta allí lo mejor era ir por el mercado oscuro que estaba al lado. 

Tras media hora de trayecto llegan a la entrada de la calle que dirige al museo. Teniendo en cuenta que por la noche no había luz alguna en esa parte de la ciudad tenían que ir con cuidado. A los pocos metros oyen el chillido de un mercader y se acercan sigilosamente. Oyeron una voz que le decía que debe quitar su puesto y destruir todos los objetos que vende y ganarse la vida de forma que no sea ayudando al mal o de lo contrario si no obedecía sus ordenes moriría en un horrible sufrimiento por ser alguien maligno y toda su mercancía después serviría al bien. Este se negó pues no había otro negocio que ese para poder vivir. Harry Potter se puso sigilosamente delante del paladín y disparó un rayo oscuro de energía donde procedía la voz y el hombre chilló cayendo al suelo muerto. Se oyó al otro lado del cuerpo el sonido de mazas sacando de sus fundas y dos hombres encendieron unas velas para iluminar el lugar. Lis se puso en guardia y avanzó a ellos con su hacha. Therendos hizo lo mismo que ella y se dispuso a atacar con su espada. Le cortó el cuello al de la izquierda dejándolo ensangrentado por el suelo. El otro hombre atacó a Therendos con su clava que le dejo con un moratón en el brazo izquierdo. Harry potter avanzó hacia él y le atacó con su bastón a la persona golpeándole en todo el cráneo dejándole una herida mortal. El sirviente cayó en el suelo y yació en el. El brujo por haber adquirido la victoria robó al cadáver su clava, y por estar muerto el hechizo antirrobo había desaparecido de sus posesiones. El mercader les dio las gracias y por muestra de gratitud le regaló a cada uno cinco muestras del producto que vendía, viales de veneno. Un vial de ese veneno contenía lo suficiente como para matar al hombre en varios minutos y metiendo más se adelantaría la muerte. Para hacer estos venenos se necesitaba el aprendizaje de la alquimia. Al acabar de darle sus cinco viales a Therendos, todos oyeron un grito de otro mercader en peligro.

Siguieron corriendo por la calle en plena oscuridad durante unos minutos hasta que descubrieron en medio de ella un tenderete iluminado. El mercader tenía dentro de la tienda a un hombre y fuera dos más. Estos le decían lo mismo que escucharon al otro; que si no dejaba de vender su mercancía, que eran armas peligrosas, tendría que morir para erradicar el mal. El comerciante se negó a hacer tal cosa pues gracias a ellos podía vivir sin que le falte de nada. Harry Potter lanzó desde su posición un rayo oscuro que dio a uno de los dos hombres que estaban fuera de la tienda. Therendos se apresuró y plantándose delante del segundo hombre le dijo que se unirían a ellos en la lucha contra el mal. El hombre se creyó el engaño y lo comentó con el compañero que estaba dentro de la tienda amenazando al mercader. Este a regañadientes dijo que si los aceptaba. Therendos y Lis saltaron el puesto de madera y golpearon al mercader cada uno hasta que cayó muerto. Nada más morir ellos saltaron el puesto al instante pues todo el local explotó llevándose consigo la mercancía y todo de valor. El jefe que esperaba afuera dijo que se lo merecía por vender cosas para el mal pero que a ellos les hubiera servido para su causa. Por la ayuda ofrecida les llevarían hasta el líder de su grupo en el Museo de la Inquisición.

A medida que avanzaban hasta el edificio vieron explotar puestos de mercaderes por la calle a causa de la muerte de los vendedores a manos de miembros del grupo que quiere imponer el bien y la justicia en esa ciudad sin importar el método empleado. Al llegar al museo tuvieron que entrar por una brecha, oculta con magia, que daba directamente a la sala principal donde estaba el jefe de los equipos de esa sección de la ciudad. Llevaba una túnica blanca y sujetaba en una mano un bastón y en la otra una varita. Enfrente de él había seis guardianes en dos columnas de tres. En una de esas columnas a mano derecha del jefe se encontraba Ina, la tabernera de Pillastres Sin Cerebro. Los dos hombres que estaban con Lis, Harry Potter y Therendos se pusieron cada uno al principio de cada columna. Los dos hombres le dijeron que estos venían a unirse a la hermandad pero según la norma que les recordó el líder solo podían entrar en ella aquellos que venzan matando a los que puedan empezando desde los débiles a más fuertes para saber en que nivel estarán. Ina se mostró ante ellos diciendo que sería la primera en luchar para demostrar que no tenían lo que se requería para estar en ella. Avanzó corriendo hacia Therendos y antes de alcanzarle estaba en el suelo con una herida en el pecho. El líder declaró que era muy fácil vencerla y entró porque les era útil como espía. 

Los siguientes en combatir serían los dos hombres que les habían acompañado hasta allí. Uno fue a por Harry Potter y otro a por Therendos. El paladín estuvo golpeándole pero tar-dó en vencerle pues al atacarle se apartaba a un lado. Con los ataques frecuentes dejó a Therendos bastante débil pero consiguió matarlo. Lis y Harry Potter lucharon utilizando sus técnicas contra el otro hombre, la vengadora golpeaba a empujones con su hacha y el brujo utilizaba su rayo oscuro y ya harto lanzó un hechizo que golpeaba con fuerza a su enemigo y le hacía invisible mientras no se moviera durante unos segundos. Lis con una técnica le desgarró el pecho y le rebanó el cuello. El brujo se volvió visible en ese momento. Lis tenía el vestido de cuero manchado de sangre a causa del desgarramiento. El líder se adelantó ante los otros cinco guardianes restantes para enfrentarse él mismo a ellos. Therendos le dijo a Lis que lanzará uno de sus viales de veneno a la boca del líder para que se debilitase. Lo destapó y lo lanzó con todas sus fuerzas y le alcanzó en la boca en el momento justo. Se tambaleó a los lados por el efecto ya que era instantáneo. El paladín se puso enfrente suyo y le metió otro vial en la boca de los suyos. El líder comenzó a cambiar de color y a arrodillarse en el suelo mientras tosía. Therendos al verlo así engañó a los otros cinco de parte de él que lo matasen y podrán hacer lo que quisieran. Se lo creyeron y abandonando sus ideales por el engaño cogieron sus armas y lo mataron. El general del rey llegó allí y les recompensó a cada uno con las 3.000 po por haber acabado con el líder de ese grupo de la justicia y el bien. Con sus bolsas de dinero se fueron a la casa que tenían en la parte pobre de la ciudad. 

 
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